Saturday, December 25, 2004

Soy hombre y práctico ballet

Por ironías del destino, el primer bailarín del Ballet Nacional no es peruano, es un cubano que llegó al país a través de un convenio entre los dos países. Misael Osorio es este personaje, desde que llegó al país ya hace años, ha bailado para las dos compañías más grandes del país, el Ballet Municipal y ahora en el Nacional.
A diferencia de nuestros bailarines, él comenzó a bailar desde pequeño y no fue por iniciativa de su madre que comenzó, sino por la de su padre, a quién le encantaba. Quién mejor que él para hablar sobre la sexualidad del bailarín de ballet clásico como él se hace llamar, cuando le preguntan sobre su profesión.

¿Existe todavía el problema de relacionar bailarín con ser gay?
Siempre, hay el problema de relacionar al hombre con ser gay, porque el ballet tiene movimientos finos y bailan siempre con las chicas. Y está el prejuicio de estar tocando a las chicas y luego, no pasa nada. Bailamos con ellas y no pasa nada porque estamos concentrados en bailar. Es un trabajo tosco pero debemos hacer que piensen que es suave y delicado.

¿Cómo está este prejuicio en relación con Cuba?
Acá es mayor, lo que pasa es que en el Perú no hay una escuela realmente de ballet, los niños no empiezan de chicos, y aquí los bailarines si son gay, por que son los gay que ven en el arte una manera de poder desarrollarse. Y entonces comienzan hacer ballet y como no hay niños o jóvenes que lo practiquen, pues los aceptan.

Entonces, ¿el ballet no forma gay?
El ballet no los forma, sino que ellos ven en el una forma de desarrollarse, y eso desmedra a los que no lo son.

¿A qué edad comienzan a bailar los chicos ballet?
Para estudiar ballet debe ser de niños para formar el cuerpo. Acá es todo lo contrario, no los meten por el prejuicio. Y por eso comienzan tarde, entonces no llegan a ser buenos por que les falta estudios, su cuerpo es difícil de formarlo.

¿Qué es lo que pasa con Trujillo?
Allá hay menos prejuicio. Aquí tenemos 3 bailarines trujillanos, y en el Municipal también hay. Casi todos los bailarines que tiene el Perú son de Trujillo, de Lima, son muy pocos. Y lo peor es que no están muy bien escogidos.
Lucy Telge: Señora Ballet


Con las primeras notas del piano, ella cierra la puerta. Ya nadie puede entrar. Su clase comienza seis en punto y terminan siete y treinta, ni uno más, ni uno menos. Sus alumnas la escuchan pero nadie habla. Su voz es ley dentro del salón de clase y su nombre es autoridad en el ambiente de la danza en el Perú. Lucy Telge fue bailarina, ahora es profesora, directora y fundadora del Ballet del Teatro Municipal.

Los últimos veintidós años de su vida, los ha dividido entre su estudio de danza y la compañía. Sus días pasan entre bailarines, aspirantes a bailarines, coreógrafos y vestuaristas. Quién mejor que ella para decir que la situación del ballet en el país ha mejorado. A lo largo de estos años, ella ha sido testigo del aumento del público en cada temporada, hasta llegar a funciones a teatro lleno. Todo esto como ella dice, a pesar de la falta de apoyo, por que talento hay en el país, “eso lo prueba la cantidad de bailarines peruanos que están triunfando fuera (…) Lo que falta acá es apoyo económico para hacer más de lo que se hace. Pero con el poco apoyo que tenemos, yo creo que hemos logrado hacer mucho con el ballet.”

Dirige el Ballet Municipal y a montado un gran número de ballets de repertorio universal, pero no se siente coreógrafa, “Yo he hecho algunas coreografías; pero más que todo, una secuencia de pasos de ballet. Para que una se pueda llamar coreógrafa, una debe de tener unas ideas muy especiales, un talento especial”. Pero esto, no le ha impedido dar vida en el escenario del Teatro Segura ballets tan famosos como: El lago de los cisnes, El quijote, La bella durmiente, ahora último Romeo y Julieta y está puertas de estrenar Blanca nieves.

Lucy Telge tenía tres años cuando piso por primera vez un salón de clases y desde entonces no lo ha dejado. Como ella explica, “El ballet es como un virus, cuando te entra, ya no lo puedes sacar. Es un arte que realmente apasiona”.
Los tiempos de bailarina han terminado y en la enseñanza a encontrado otra forma de bailar. “Enseñar trae también muchas recompensas. Cada vez que tus alumnos tienen un éxito, uno lo siente como propios.” Aunque sabe que vivir del ballet es difícil en el Perú, nunca se ha arrepentido de su decisión.